Un
informe de Ericsson prevé un boom de los sistemas biométricos a lo largo de
2014. El 52% de los usuarios prefiere un lector dactilar o un escáner de iris
para desbloquear su móvil.
Ref.
Foto: Los teléfonos inteligentes con reconocimiento de huella se
popularizan.
Llevan
años entre nosotros pero es ahora cuando su uso parece estar refinándose de
cara al consumidor final. Son los sistemas biométricos, capaces de reconocer e
identificar a un ser humano basándose en algunos de sus rasgos físicos y en su
comportamiento. Desde laboratorios que identifican a sus empleados con un escáner
de iris hasta modernos gimnasios a los que se accede con la huella dactilar,
pasando por la cámara «detecta sonrisas» que Sony lanzó hace casi siete años.
Todo
es fruto de la misma tecnología, pero a veces no basta con tener un desarrollo
puntero, se necesita una buena implementación y en eso Apple, con sus fallos y
sus aciertos, ha dado en el clavo a menudo. El iPhone 5S podría ser una de esas
ocasiones. El paso adelante su nuevo terminal reside en el Touch ID, un lector
de huellas dactilares que la compañía de Cupertino ha colocado bajo el botón de
inicio del dispositivo. De momento sirve para desbloquear el teléfono y para
autorizar compras en la tienda de Apple, pero ya se especula con la posibilidad
de que dé luz verde a operaciones de comercio electrónico con terceros o
sustituya las contraseñas de servicios web.
Cabe
recordar que no ha sido el primero en incorporar la tecnología a un
«smartphone» -Motorola ya introdujo uno en 2011-, pero Apple lo ha convertido
en un sistema rápido y sencillo en el que basta posar el dedo, en cualquier
ángulo, sobre el botón para que éste responda. Y lo cierto es que apenas hay
quejas. La percepción general es que el invento es el último grito. Así lo
confirma una encuesta elaborada por Ericsson entre 100.000 usuarios de 40
países en la que se afirma que 2014 va a ser el año en que la tecnología se
asiente en este tipo de dispositivos. El 74% de ellos está convencido de que
los fabricantes implementarán estos sistemas biométricos en algunos de sus
dispositivos y un 52% asegura que prefiere usar estas herramientas en lugar de
las tradicionales contraseñas.
No
van desencaminados. El fabricante taiwanés HTC acaba de lanzar al mercado HTC
One Max, un «phablet» Android con un sistema similar. Samsung, por su parte,
acaba de patentar un escáner de iris para dispositivos móviles, por no hablar
de consolas como PlayStation 4 y Xbox One, capaces de identificar quién es el
jugador que está al mando. Las últimas versiones de Android ofrecen, incluso,
un sistema de reconocimiento facial rudimentario que permite desbloquear el
teléfono, si bien el propio sistema operativo reconoce que la opción «es menos
segura que una contraseña».
Las
posibilidades no se quedan ahí. La semana pasada el fabricante Lenovo firmaba
un acuerdo con Gneis, el laboratorio tecnológico de Bankinter, para poner a
disposición de los comerciales de la entidad -la tecnología se extenderá a
otros bancos a lo largo de 2014- la llamada firma biométrica digital a través
de las tabletas ThinkPad Tablet 2.
«Hemos
construido un sistema que captura todos los datos biométricos relacionados con
la rúbrica. Además del grafo, recoge la presión, la cadencia y la velocidad. En
conjunto es como tener la huella dactilar», apunta el director de Tecnología de
Gneis, Juan Rosas. Una vez el cliente dibuja el «garabato», la firma se une al
contrato, creando un nuevo documento encriptado al que se incorpora el momento
y el lugar en el que se ha realizado la rúbrica. A todo ello se añade una capa
de seguridad adicional. Según Bankinter, supone un ahorro de costes para los
clientes de hasta el 35%.
Un
futuro biométrico
¿Abriremos
nuestro buzón y la puerta de casa con estos sistemas? «Creo que podremos hacer
de todo porque, además de ser más seguro, es más sencillo. Pero será en un
futuro lejano», afirma Rosas. Y tanto. Alberto Ruano, director de la División
de Enterprise de Lenovo Iberia, señala que la penetración de sistemas como el
de la firma biométrica digital «sólo es del 1%. Aún queda mucho camino por
recorrer».
El
director técnico de PandaLabs, artífices del famoso antivirus, espera que no
sea así. «No me hace mucha gracia. Si alguien entra en un servidor donde guardo
mis datos y logra acceder a mi contraseña, puedo cambiarla. Si se hace con mi
huella, ¿cómo la cambio?», se pregunta Luis Corrons. Un grupo de «hackers»
consiguió desbloquear el iPhone 5S nada más salir a la venta reproduciendo la
huella de su usuario. Lo difícil, quizá, es que alguien se haga con ella.
«Llevo diez años viajando a EE.UU. y en 'Inmigración' me toman siempre las
huellas de todas las manos y ya sabemos que la NSA no espía», dice con ironía.
Para
Corrons lo correcto sería complementar ese sistema de autentificación con otro.
Pero es consciente de que «es un sistema cómodo y al final la comodidad
triunfa. A la gente le importa menos la seguridad. Por eso usa WhatsApp»,
concluye.
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