En abril del 2004, el mundo de los correos estaba dominado
por Yahoo y Hotmail. Google irrumpió con una oferta enorme de 1 giga gratis.
El 1 de abril del 2004, en pleno Día de los Inocentes en el
mundo anglosajón, Google sacó Gmail al mercado.
Más de uno pensó que el gigante de internet estaba gastando
una broma, pero pocos se dieron cuenta de que con su llegada, el buscador
cambiaba las reglas del juego.
Hasta entonces, el correo electrónico en la web se
encontraba dominado por Hotmail y Yahoo! Correo que ofrecían algunos megabytes
de alojamiento gratuito a cambio de mostrar publicidad en banners o ventanas.
Pero Gmail se estrenó con características que lo hicieron
diferente desde un principio.
Para empezar, contaba con una caja de búsqueda que permitía
encontrar mensajes rápidamente en ese gigabyte de almacenamiento que ofrecía
gratis.
Y como en el lejano 2004 un gigabyte era una barbaridad,
Google anunció que su nuevo producto no requería de un botón para borrar
mensajes, todo se podía ir guardando pues de cualquier modo se encontraría
fácilmente.
El spam -mensajes no deseados- que plagaban a otros
servicios parecía casi inexistente en Gmail, el primer servicio en filtrarlo en
forma efectiva.
Pero todas estas características que lo diferenciaban de su
competencia lo situaban en una posición de innovador, no de revolucionario.
Lo que realmente marcó un antes y después en la era del
correo electrónico fue el modelo de negocios del servicio: tu privacidad a
cambio de un producto sin costo.
Google no mostraría brillantes anuncios animados o
estorbosas ventanas comerciales. En su lugar, los 'robots' del buscador
escanearían tus mensajes en busca de palabras claves por medio de las cuales,
después, te mostrarían anuncios relevantes para tu estilo de vida.
Muchos grupos de defensa de la privacidad protestaron
enérgicamente en su momento y trataron de frenar ese nuevo intercambio. Pero la
realidad es que a la mayoría de los usuarios pareció no importarle mucho la
nueva transacción en la que sus datos privados, gustos e intereses se
convirtieron en la divisa más fuerte en internet.
A nivel tecnológico, Gmail también fue revolucionario
gracias al empleo de Ajax, una técnica de JavaScript que permite recargar datos
dentro de una página en un navegador, sin abandonarla. En términos terrestres
significa que no había que volver a cargar una página para saber si hay nuevos
mensajes; el correo lo hace de forma automática por nosotros.
Gmail siempre fue visto como una aplicación dentro de un
navegador, como hoy se piensan y diseñan las aplicaciones para teléfonos
móviles.
Y aunque sólo aquellos con una invitación tenían acceso al
correo, cuando Gmail por fin abrió sus puertas a todos los usuarios, sus
números comenzaron a crecer. Sin embargo, fue hasta el 2012 que el correo de
Google conquistó el trono del mercado superando al extinto Hotmail (ahora
Outlook.com) y a Yahoo! Correo.
Llegan las redes
La victoria de Gmail fue también el inicio de un camino
incierto. A través de los años, ha sufrido cambios para intentar mantenerlo
siempre a la vanguardia, pero el mercado no es el mismo.
La gente usa cada vez más las redes sociales para
comunicarse. Facebook tiene 1.200 millones de usuarios activos, Gmail cuenta
con 500 millones. A eso sumen las apps de mensajería instantánea como Whatsapp
o Snapchat que hacen ver al correo electrónico como algo irrelevante.
Los números, sin embargo, quieren defender al correo
electrónico. El año pasado contaba en el mundo con 2.200 millones de usuarios.
Un análisis del Radicati Group en Londres estima que, aunque el tráfico entre
cuentas de correo electrónico personales se reducirá en los próximos tres años,
el número de cuentas de correo electrónico empresariales crecerá hasta alcanzar
los 1.100 millones de buzones en el 2017.
La explosión de los teléfonos inteligentes también ha dotado
al correo electrónico de un aliado y un enemigo. Nunca como ahora había sido
tan fácil estar en contacto con nuestros buzones, pero al mismo tiempo nunca
como ahora había tenido el correo electrónico tanta competencia en el mismo
dispositivo.
El email se está convirtiendo en un artículo de fondo.
Cuando hay que tomarse el tiempo para explicar las cosas con más palabras, para
expresar ideas más formales o desarrolladas, se usa el buzón. Para todo lo
demás están las redes sociales y las apps.
Google lo sabe y trata de lograr que Gmail se convierta en
nuestra identidad a través de redes sociales (¿han oído hablar de Google+?) y
dispositivos móviles.
Y mientras con una mano enarbola ese estandarte, con la otra
lucha contra los defensores de la privacidad, aquellos que con las filtraciones
de Edward Snowden han encontrado nuevos argumentos para reiniciar una batalla
que apunta a una debilidad del sistema de confianza.
Gmail querrá cumplir otros diez años aunque quizá, si lo
logra, no solo su rostro sino su esencia habrán cambiado radicalmente.
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