Ref. Foto: ¿Por qué Candy Crush es un juego altamente
adictivo?
Un estudio científico nos dará pautas sobre el efecto del
popular juego en nuestro cerebro.
El juego es simple, pero tremendamente adictivo. Consiste en
crear filas o columnas con tres caramelos del mismo color, tiene un valor
estimado de 7.100 millones de dólares y es jugado por 93 millones de personas
cada día, según revela 'The Guardian'.
Pero, ¿qué es lo que tiene este juego que lo hace tan
adictivo? En primer lugar, es muy fácil de jugar. La premisa de Candy Crush es
ser lo suficientemente básico como para que un niño en edad preescolar pueda
usarlo. Inicialmente, el juego permite ganar y pasar los niveles con facilidad,
proporcionando un fuerte sentido de satisfacción.
Estos logros son percibidos como minirrecompensas en nuestro
cerebro, lo que incide en la liberación de la dopamina aprovechando los mismos
circuitos neuronales implicados en la adicción. Sin embargo, para que su
simpleza no llegue a ser aburrida y la gente no pierda el interés, a medida que
se avanza en el juego, va aumentando también su dificultad, con lo que las
victorias son intermitentes y cada vez más fuertes las dosis de dopamina liberadas.
La estrategia seguida por Candy Crush es aquella en la que
nunca se puede predecir cuándo se va a ganar, pero se gana con la suficiente
frecuencia como para querer volver a jugar una y otra vez.
Steve Sharman, un estudiante de doctorado en Psicología de
la Universidad de Cambridge (Reino Unido), que investigó la adicción al juego,
explica que la impresión de que controlamos el juego es la clave de su
naturaleza adictiva.
Por último, no es casualidad que los elementos con los que
se juega en Candy Crush sean caramelos, piezas supuestamente dulces y de
colores. Como Sharman señala, los alimentos se utilizan a menudo en los juegos
de azar vinculando el placer que provoca comer determinados alimentos con el
juego en cuestión.
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